Mi identidad sorda es positiva

La aceptación personal, educativa y laboral de un joven sordo.

por Enrique Pereda

La frase célebre mencionada por el primer Presidente Sordo de la Universidad Gallaudet, King Jordan, la cual corre por mi mente y hace que me motive para seguir adelante “Una persona Sorda puede hacer cualquier cosa igual que un oyente, excepto oír”, en realidad me enorgullezco de ser Sordo y no me avergüenzo de serlo porque mi identidad sorda es POSITIVA a pesar de que he vivido en un mundo oyente, he logrado romper paradigmas. Bueno, les invito a que me conozcan un poco donde he hecho un esfuerzo para evadir obstáculos, pero… ¡NO FUE, NI SERÁ FÁCIL!

MI MADRE DESCUBRIÓ MI SORDERA Y SU FRASE:

“DIOS ME MANDÓ UN HIJO ESPECIAL”

Después de trasladarnos de Puerto Peñasco (que se ubica en el noroeste del estado de Sonora, donde nací) a Hermosillo, cuando tenía dos meses. Mis padres son Ramón y María Josefina, además, tengo una hermana mayor, Valeria. 

Mi madre descubrió mi sordera a los ocho meses, ella empezó a sospechar porque dormía mucho y ningún ruido me hacía, hacia la comparación con mi hermana mayor que siempre se despertaba por cualquier cosa, fue cuando decidió a hablar con mi padre sobre lo que estaba pasando: 

 

Ramón: ¿Qué pasó?

María: Bueno, mira, Jesús… podría ser Sordo.

Ramón: ¡Estás loca!

 

Mi madre lo condujo a la alcoba donde yo seguía durmiendo, agarró un sartén y una cuchara, los golpeó para hacerme ruidos y despertara, pero no pasó así. Fue cuando mi padre se enteró, así que me llevaron al hospital y me hicieron estudios de oído; fue cuando el doctor les confirmó a mis padres que era sordo.

Mi padre se entristeció y madre sólo guardó silencio, entonces comprendió; mi madre puso su mano derecha en el hombro de mi padre y le dijo: “Dios me mandó un hijo especial”

"AL ENTRAR AL MUNDO SILENCIOSO, POR LA ACTUACIÓN ME INTERESÉ Y ODIÉ APRENDER A ESCRIBIR Y EL ESPAÑOL"

A los dos años de edad, ingresé al Centro de Atención Múltiple Estatal No. 15 donde conocí a mis nuevos compañeros sordos y a una maestra oyente que me ayudó a ejercitar la terapia de lenguaje y, además, aprendí Lengua de Señas Mexicana que me enseñaron otras maestras Sordas, la asimilé rápido porque es mi lengua materna, en la cual, desarrollé el aprendizaje y conocimiento. 

Posteriormente, cuando iba en el primer grado y la maestra oyente me narró un cuento con base en LSM,  “La Cucaracha Comelona”, me fascinó ese cuento; nos dijo la maestra que si queríamos actuar ese cuento, mis compañeros y yo dijimos ¡Sí!...

La maestra me eligió como la cucaracha, empecé a actuar y de pronto nació en mí una pasión por la actuación. De regreso a casa y le comenté a mi madre:

 

Enrique: Quiero ser actor, mamá.

Madre: Nunca dejes de perseguir tus sueños.

 

Así que mi madre me apoyó en mi decisión y mis sueños.

Varios años después, iba en quinto grado, tenía un maestro oyente que era estricto, era muy buen maestro; siempre nos enseñó muchas cosas interesantes pero… la asignatura que menos me gustaba era Español, ¿Por qué? Bueno, les explico más claramente.

Siempre el maestro nos enseñaba a redactar y me hartaba porque no me gustaba escribir en español y prefería usar LSM; en varias ocasiones, me regañó porque escribía muy mal y mi ortografía era incorrecta, un día nos dejó una actividad en el cuaderno,  recuerdo que lo hice muy mal: “Yo caer café ayer noche”

Le dejé mi cuaderno a mi maestro y lo leyó, me dirigió su mirada en forma de estar enojado y me dijo:

 

Maestro: ¿Qué es esto? ¡No entiendo! A ver, háblame en LSM y te ayudo a corregir.

Enrique: Ayer Noche Café Yo Caer (en LSM).

 

El maestro sacó su goma del cajón, borró una oración, me lo corrigió y me dejó con el cuaderno. Lo leí en español: “Se me cayó la taza de café anoche”

Siempre odié escribir en español y dejé de aprender cómo escribir. Siempre usaba la LSM.

 

"PERDÓN,

NO TE ENTIENDO LO QUE ESCRIBES,

COMPAÑERO"

 

A los trece años, ingresé a la Secundaria, con mis seis compañeros Sordos y oyentes, claro que había apoyo con intérpretes y algunos maestros del USAER. Después, cuando mi padre nos compró una computadora estaba muy feliz de usar esa tecnología para aprender; mi hermana Valeria, me enseñó cómo usar MSN, me sugirió que debía pedir a mis compañeros sus correos electrónicos y los anotara en el cuaderno. De regreso a casa, los puso en el MSN, apareció en línea un compañero de mi salón y lo saludé felizmente:

 

Enrique: hola como estas? tu que hacer amigo.

Compañero: Hola, compañero. Estoy muy bien y nada aquí acabando de llegar a casa. ¿Qué onda? ¿Ya terminaste de hacer la tarea?

Enrique: Yo ya llegar a la casa de mí y yo ya fin tarea.

Compañero: perdón, no te entiendo lo que escribes, compañero.

 

Me quedé callando, me retiré del MSN y me sentí decepcionado de mí mismo. El recuerdo de mi maestro del quinto año corrió por mi mente, siempre tuvo razón y me arrepentí de no haber aprendido a escribir. Hablé con mi madre lo de mi redacción, me aconsejó que debí de leer algún libro, yo no quise leer cualquier libro, así que decidí ver las películas que me gustaban con subtítulos en español. Empecé a leer los subtítulos pero se me dificultó entender esos conceptos y decidí buscar el diccionario para conocer los significados. Tenía la idea de retirarme de mis compañeros Sordos y juntarme con los oyentes para aprovechar el tiempo, para estar con ellos, para aprender cómo escribir, conocer los vocabularios y las frases que usaban, sobre todo para conocer su cultura, que tanto me llamaba la atención.

Al día siguiente, me llamó una maestra de USAER y no sabía había hecho algo mal, me senté a una mesa redonda enfrente de la maestra con conocimiento de LSM. Se preocupaba porque mis seis compañeros Sordos sacaron malas calificaciones y yo, por el contrario, fui el único que sacó buenísima calificación. Así que me pidió:

 

Maestra: ¡Hola, Enrique! Me preocupo que ellos sacaron calificaciones muy malas… déjame preguntarte si podrías ser el líder para estimular a tus compañeros a seguir adelante.

Enrique: Con mucho gusto, lo acepto.

 

Empecé a apoyar a los sordos y les enseñaba a redactar un poco, gracias a mis compañeros oyentes de los cuales he aprendido, siempre hicimos tareas en conjunto. Al final sacaron muy buenas calificaciones.

 

"UN VIAJE AL MUNDO OYENTE… A LA PREPARATORIA"

 

Me retiré del mundo donde nací, recuerdo lo difícil que fue separarme de mis amigos sordos. Decidí estar en este mundo sonoro, compartiendo espacios con los que emplean fonemas concatenados para articular palabras y oraciones que viajan por el aire como ondas sonoras que encuentran un par de orificios por donde entrar y hacerse escuchar. Ese día, mi madre quiso acompañarme a la preparatoria. Antes de entrar me detuve para observar a los otros jóvenes. Estaban muy contentos de estar en escuela. A mí me sudaban y me temblaban las manos, por un instante sentí ganas de regresar corriendo a casa. Cerré mis ojos para pensar en algo positivo, respiré hondo y entré a la escuela.

La primera clase era la de Literatura, mi madre habló con el maestro para explicarle que yo era sordo. Él se sorprendió. Después de una hora la clase acabó, luego vino Matemáticas, una maestra que parecía simpática entró al salón, dio unos pasos y quedó frente a mí, parecía que iba a hablarme, entonces me apuré a escribir en un papel y se lo entregué. Ella leyó en voz alta:

 

Maestra: soy sordo.

 

Todos los compañeros nos miraron, yo sentía como me subía el color a la cara. A ella pareció no importarle, entonces me dijo:

 

Maestra: ¡Está bien! No te preocupes. ¿Puedes leerme los labios?

Enrique: Si, pero despacio.

 

Poco a poco se fueron los nervios, logré tener más confianza y sentirme seguro con la profesora. Cuando ella explicaba la clase, puede entender los contenidos y eso me dio satisfacción. Ella se esforzó por escribir en el pizarrón lo más importante para que yo pudiera comprender y se aseguró que así fuera pues me pedía que leyera sus labios cada vez que escribía. Fue un ejercicio cansando pero valió la pena.

Cuando apareció la maestra de Orientación Educativa, mi primera impresión fue que era una buena persona, de carácter tranquilo, entonces empezó a dar clases. Antes que avanzará más en los temas tomé valor y decidí entregarle el trozo de papel donde decía que era sordo. Ella lo leyó y muy seria me dijo:

 

Maestra: Lo siento, tendrás que leerme los labios rápido.

 

La actitud de la maestra fue de mal en peor, parecía enojada o molesta conmigo, nunca entendí la razón, solo sé que no me gustaba la manera en que ella me discriminaba. Lo bueno fue que pronto hice nuevos amigos entre mis compañeros, algunos se interesaron en aprender dactilología, que significa deletrear el alfabeto manual. Extrañaba contar con intérpretes de Lengua de Señas Mexicana en las clases, como en la secundaria.

Ya de camino a casa, no dejaba de sentirme mal por el trato de la maestra, llegué y ahí estaba mi madre desesperada por saber cómo me había ido.

 

Enrique: Pienso renuncia.

Madre: ¡No! Vas empezando, esto es día a día, acostumbrarte, hijo.

 

Ella fue clara, con sus palabras me hizo entrar en razón. Yo debía esforzarme para salir adelante.

Después de dos años de esfuerzo y lucha, el temor que había en mi corazón al integrarme a un mundo de oyentes fue cediendo gracias al querer, desear y hacer. Debo agradecer a cada persona que me apoyó cuando lo necesité dentro del colegio. Estoy satisfecho por las buenas relaciones que logré hacer con mis maestros, ellos realmente se esforzaron, cambiaron muchos paradigmas que tenían al trabajar con un alumno con discapacidad. Se dieron cuenta que las barreras de comunicación pueden ser derribadas. No es fácil pero hay que ponernos de pie en la lucha contra la discriminación.

Al finalizar la preparatoria fui seleccionado para ofrecer el discurso de generación, para mí fue una oportunidad de agradecer a todos, también de contarles sobre la experiencia y los aprendizajes adquiridos y dificultades encontradas en el trayecto. El discurso fue tan emotivo que hizo llorar a muchos de los graduados, yo estaba feliz pero una idea saltaba inquieta en mi cabeza. Seguir estudiando en la Universidad.

 

LOS RECHAZOS ME CAUSARON… DEPRESIÓN

 

Me gustaba la idea de estudiar enseñanza del inglés, podría ser un buen traductor y apoyar a quienes necesitan documentos de español a inglés y viceversa.

Durante el verano, hablé con mis padres sobre mi decisión de estudiar Enseñanza del Inglés en la Universidad, entendieron mis razones y mi interés pero cuando mi madre investigó un poco más, descubrimos que la Universidad, en ese momento, no aceptaba estudiantes Sordos. Traté de no ver esto como impedimento para seguir, así que busqué una escuela con clases de inglés los sábados y así fue que empezó mi gusto por ese idioma.

Mientras iba a clases los sábados empecé a prestar servicio en un Centro de Atención para Estudiantes con Discapacidad. Me llamamaron la atención las diferentes estrategias para atender de estudiantes ciegos, con discapacidad motriz o intelectual. Pronto sentí interés por la docencia, incluso di algunas asesorías a estudiantes sordos. Fue ahí, al terminar una clase, que un alumno me preguntó:

 

Alumno: ¿Te gusta ser maestro?

Enrique: Sí, creo que sí.

Alumno: Puedes estudiar una carrera en Educación.

 

Esta breve charla me hizo sentir motivado y pensé que estudiar educación sería una buena idea. Regresé a casa y, como era ya costumbre, lo platiqué con la familia. De nuevo buscamos una Universidad, todo empezaba a cobrar sentido, entonces me informan que no era posible abrir la Licenciatura para alumnos sordos por razones de organización. Una vez más me hacían a un lado.

Empezaba a perder la fe y la confianza en todo, llegué a pensar que algo andaba mal conmigo o con el mundo. ¿Sería posible tener adelantos científicos asombrosos, descubrimientos tecnológicos hace poco inimaginables, viajes espaciales y exploraciones en otros planetas que nos asombran y no ser capaces de transformar una escuela para darnos lugar a todos? ¿Qué no es eso ya un derecho que tenemos? Me llenaba de frustración, de pronto había en mí solo sentimientos negativos. No me gusta reconocerlo pero, me deprimía. Fue duro enfrentar dos intentos fallidos para entrar a la Universidad, más cuando, para hacerlo, había dejado pasar una buena oportunidad laboral.

LA PASIÓN NACIÓ EN MI POR "ESCRIBIR"

Y LOGRÉ ROMPER LAS BARRERAS.

En la escritura encontré una forma positive de hacer catarsis, además de ayudarme a evadir la tristeza me permitía aprender vocabulario nuevo y a redactar mejor. Empecé a escribir una historia titulada "La Depresión" donde los personajes me hacían sentir bien, eran ellos con quienes quería compartir mi tiempo. Escribí también "La Madrastra", la saga de "Pepe Rovira" y entre cuentos y novelas… fantaseaba con la posibilidad de ganar un Premio Nobel de Literatura.

Después de un tiempo, una luz se encendió de nuevo, una Universidad que tenía un programa de apoyo para las personas con discapacidad auditiva nos dio la oportunidad de estudiar una Licenciatura y contar con intérpretes de lengua de señas, a mí y cuatro compañeros sordos.

Tres años y cuatro meses después, me gradué. Mi investigación de tesis fue un proyecto sobre la educación inclusiva en preparatoria. Con el fin de brindar un apoyo a los demás jóvenes sordos que ingresan a este nivel educativo.

 

THEATRUM MANUS Y ASESINOS EN CASA

 

Al llegar al mundo teatral, fui invitado por el director de teatro como actor, porque él hizo un proyecto para dar funciones fuera de la ciudad, yo estaba muy feliz. Ese director es Héctor Miguel Vega, es un joven actor, director y maestro, quien me enseñó a ejercitar la actuación y además me motivó para seguir actuando; me di cuenta de que mis sueños ya se habían hecho REALIDAD, recordaba que mi madre me dijo que nunca dejara de perseguir mis sueños.

Su teatro titulado “Theatrum Manus” en latín, en español es Teatro Mano. Casi todos los días de verano tenía ensayo con cuatro actores oyentes; ellos, se impresionaron por mi forma de mover el cuerpo y cambiar el rostro. A la vez aprendieron LSM y disfrutábamos los ensayos. La descripción de Theatrum Manus era:

Narra la historia de un joven sordo y el público recorre sus sueños, deseos y pesadillas, junto con él. Después de conocer a este singular personaje, se conoce su vida diaria cuando asiste a la escuela y habla sobre las personas sordas y él es el ejemplo, explica sus gustos y enseña a sus compañeros como decir ciertas palabras en Lengua de Señas. Durante una hora, el público junto con el personaje principal Enrique, disfrutan de actuaciones completamente mudas en las que expresiones de los intérpretes explicaban las situaciones por las que pasaban”

Había dado función en mi ciudad, muchas veces, y fuera de la ciudad, dos veces, pero fue increíble tener esa experiencia. Nunca pensé en ir a un taller de actuación, gracias por su enseñanza al director.

Posteriormente, un año después, otro nuevo proyecto, “Asesinos En Casa”, fue dirigido por dos directores, Beatriz Noriega y Daniel Martínez, con la compañía de “La Brújula Teatro Incluyente” que fue fundada por Beatriz, Daniel y Ulises, los cuales me invitaron para dar vida a  un personaje villano, un asesino serial en compañía de tres asesinos,  en la escena enfrente del público, completamente LSM. Las personas asistieron a la función, se les dificulto comprender nuestro idioma y al final  se sorprendieron, se enteraron de que las personas sordas pueden hacer cualquier cosa.

Cuando entré a la presentación enfrente del público, en realidad estaba muy nervioso por dentro, pero me expresé por fuera, estaba feliz de ser apoyado por los que dirigieron esa obra…

 

USTEDES VIAJAN A MI MUNDO SILENCIOSO,

QUE SIEMPRE ESTARÁ AHÍ PARA DARTE LA...

¡BIENVENIDA!

 

Actualmente laboro en la escuela para niños sordos como maestro interino del tercer grado de preescolar, eso es importante ya que los niños sordos necesitan una figura lingüística. Todos los pequeños sordos tienen derecho a utilizar la Lengua de Señas Mexicana como su lengua natural, esto les asegura un temprano acceso a la información y conceptualización del mundo.

Además, fui seleccionado como ganador del concurso de “La Literatura: Que Corra La Tinta” del Instituto Sonorense de la Juventud junto a los 30 jóvenes de Sonora, donde escribí acerca de mi experiencia la cual he roto barreras… ¡Estoy súper feliz!

Hasta este momento he descubierto que amo la EDUCACIÓN, amo el TEATRO y amo ESCRIBIR.